Argentino de nacimiento, cubano por adopción, latinoamericano y mundial por su gigante estatura, Ernesto Guevara de la Serna, descolla desde muy joven por sus inquietudes intelectuales y políticas. A los 17 años comienza a redactar un Diccionario de Filosofía. Con 23 años emprende un recorrido en moto por Chile, Perú, Colombia y Venezuela, acompañado de su amigo Alberto Granado. De ese viaje, apuntes del Ché registran sus impresiones al decir “ese vagar sin rumbo por nuestra mayúscula América, me ha cambiado más de lo que creí”. Y ese fue sólo el comienzo.
Ya graduado de médico, en 1953, con 25 años, incursiona en Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Es en Guatemala donde por vez primera realiza contactos con revolucionarios cubanos, los sobrevivientes del asalto al cuartel Moncada, que emigraron a ese país.
Al producirse el derrocamiento de la Revolución guatemalteca de Jacobo Arbenz, en 1954, Ernesto se traslada a México y a través de Ñico López --a quien conoció en Guatemala-- llega a Raúl Castro, quien posteriormente le presenta a Fidel, recién llegado tras obtener su libertad en junio de 1955, sucesos éstos que lo vincularían definitivamente a Cuba y a su lucha por la liberación definitiva.
El Ché se enrola en la expedición del yate Granma, como uno de sus 82 expedicionarios, que arriba a Cuba el 2 de diciembre de 1956. Es entre cubanos que recibe el bautizo de “Ché”. De inmediato, al reagruparse los sobrevivientes de aquélla estoica expedición, convertida en génesis del Ejército Rebelde, se evidencian las habilidades tácticas y estratégicas del Ché, su combatividad y valentía, por lo que Fidel decide nombrarlo Comandante de la Sierra Maestra, primer combatiente con ese reconocimiento, convirtiéndose en el comienzo de los que acumularía en sus cortos 39 años de existencia.
Sus dotes de táctico y estratega militar conducen a Fidel a nombrarlo Jefe de la Columna responsabilizada con cortar los suministros del ejército de la dictadura a las provincias orientales, base de operaciones del Ejército Rebelde y donde estaba ubicada su Comandancia. Es en Las Villas donde tiene lugar la histórica Batalla de Santa Clara, liderada y concebida por el Ché, la que conduce a la claudicación de las tropas enemigas el 1º de enero de 1959.
Desde el mismo triunfo de la Revolución, el Ché ocupa disímiles responsabilidades militares, de Estado y de Gobierno y de Política Exterior. Entre otras, se desempeñó como Jefe Militar de La Cabaña y de Capacitación del Ejército Rebelde; presidente del Banco Nacional de Cuba, Ministro de Industrias, miembro de la Dirección del Partido.
Su vida, marcada por los principios del internacionalismo, después de Cuba, lo lleva al Congo en 1965. Tras un breve retorno a nuestro país, marcha a Bolivia, el 23 de octubre de 1966. El 8 de octubre de 1967 es herido en combate y asesinado al día siguiente en La Higuera, por mandato de la CIA y del Alto Mando del Ejército boliviano.Su restos, sepultados en una fosa común en Vallegrande, permanecieron junto con los de sus compañeros caídos junto a él, en esa localidad, hasta que fueron localizados el 28 de junio de 1997. El 12 de julio del propio año fueron trasladados a Cuba y en un solemne homenaje fueron depositados en el Mausoleo de la Plaza Ché Guevara de la ciudad de Santa Clara, el 17 de octubre de 1997. En esta plaza diariamente visitantes nacionales y extranjeros rinden tributo a su memoria.
El pensamiento y la formación teórica del Ché quedaron plasmados durante su corta permanencia en Cuba, en medio de múltiples responsabilidades. Se adentró en estudios de Economía, dadas sus responsabilidades de dirección en esa esfera, durante prolongadas horas de la noche y madrugada, en muchas ocasiones atacado por el asma.
Fundó las revistas cubanas Verde Olivo, Nuestra Industria y Nuestra Industria Económica. Publicó los libros Guerra de Guerrillas y Pasajes de la Guerra Revolucionaria. También elaboró documentos de trascendencia universal como “El Socialismo y el Hombre en Cuba” y su Mensaje a la Tricontinental.
No es simple coincidencia que el Ché, en su defensa a Cuba en un adverso escenario, retomara al Martí de 70 años atrás. Si sometemos a la América Latina de hoy al juicio de esas palabras de Martí, 117 años después de ser formuladas, vemos las identidades en sus enfoques, las resistencias a los cambios a favor de las mayorías excluidas y explotadas de nuestra América, en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, Honduras, para sólo citar algunos ejemplos que ya se multiplican.
América Latina comienza a ser otra. Nuevos aires de esperanza recorren diversas zonas. Una nueva ola de cambios políticos, económicos y sociales la recorre y esa ola con su fuerza incontenible, nos impulsa a todos hacia un futuro más promisorio para nuestros pueblos.
El Ché, en Argel, a comienzos de la década del 60, en su histórica intervención en una Conferencia sobre Planificación remarcó la necesidad de luchar por la unidad de los países socialistas de entonces y que el ejercicio del internacionalismo proletario, por lógica elemental, determinaba lo impostergable de alcanzar la alianza de los pueblos subdesarrollados y de los países socialistas, concluyendo que: SI NO HUBIERA NINGÚN OTRO FACTOR DE UNIÓN, EL ENEMIGO COMÚN DEBIERA CONSTITUIRLO.
Con ese espíritu debía afrontarse la ayuda a los países subdesarrollados, y no se debía desarrollar un comercio de beneficio mutuo basado en los precios fijados por la Ley del Valor y el intercambio desigual. Si se establecía ese tipo de relaciones entre los dos grupos de naciones, había que convenir en que los países socialistas eran de cierta manera cómplices de la explotación imperial.La América Latina de hoy, no obstante a todos los esfuerzos del imperio por destruir los proyectos revolucionarios, demuestra que la crisis del sistema capitalista evidencia su incapacidad para superar los desequilibrios generados por sus propias contradicciones. Es una larga agonía donde el sistema ha demostrado la pérdida de su funcionalidad, produciendo el agotamiento de las fuerzas que lo mantuvieron hasta entonces y comenzando con mayor celeridad el derrumbe de los cimientos que hasta ahora lo han sostenido.
Es un proceso que requiere acciones, creatividad, conjunción de esfuerzos, para diseñar alternativas viables al neoliberalismo.
En ese camino transita la Revolución Bolivariana, liderada por Hugo Chávez, quien rebasa sus fronteras geográficas al instrumentar altruistas programas solidarios con distintos pueblos y naciones. Esos actos encarnan las ideas del Ché. Parte significativa y estratégica de esos programas lo constituyen PETROCARIBE y el ALBA.
La Revolución Cubana, bloqueada por casi sus 50 años de existencia por las sucesivas administraciones estadounidenses, no se amilana y pese a sus escasos recursos, presta ayuda a las naciones y pueblos más necesitados. En la isla hay 26 mil becados de América Latina y el Caribe, 22 mil de ellos en Medicina y de éstos, más de 430 son dominicanos. Cuba tiene más de 46 mil colaboradores cubanos que prestan diferentes servicios en 31 países de América Latina y el Caribe.
Más de 3,2 millones de iletrados han sido alfabetizados con el método cubano (patentado por la UNESCO) “YO SI PUEDO”, en 24 países. Se han realizado más de un millón de operaciones oftalmológicas en 33 países en 4 años; además de otras misiones de emergencia en distintas naciones afectadas por desastres naturales.
El próximo 29 de octubre, será sometida a votación por diecisiete ocasión consecutiva, la Resolución cubana ante la Asamblea General de la ONU “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba”. Cada año, Cuba ha logrado incrementar los niveles de respaldo, logrando en el 2007 que 184 naciones votaran por el levantamiento del cruel bloqueo y a los Estados unidos sólo le acompañaron Israel, Islas Marshall y Palau.
Eso demuestra que Cuba no está sola y cada vez se nos unen más voces y brazos solidarios. Así lo constatamos ante las adversidades provocadas por los recientes huracanes Gustav y Ike, los que dejaron prácticamente devastado al país. Cálculos preliminares estiman los daños en un costo de 5 mil millones de dólares. La perversidad de la Admón. Bush le llevó a simular sensibilidad con los cubanos ofreciendo una supuesta ayuda, condicionada a supervisión de los daños en Cuba y a ser canalizada a través de ONGs. La respuesta digna de la dirección del Gobierno cubano no se hizo esperar, al decirles que no necesitamos migajas y que si tienen voluntad de ayudar al pueblo cubano, que levanten el bloqueo, aunque sea por un término de seis meses.
Sin embargo la solidaridad y colaboración de muchos pueblos y gobiernos del mundo no se ha hecho esperar. A todos, agradecemos el sacrificio en apoyarnos, especialmente a ustedes, amigos dominicanos, los que de inmediato, nos expresaron muestras de solidaridad y donde pueblo y Gobierno decidieron contribuir materialmente con Cuba.
En este contexto, no podemos dejar de denunciar la injusticia que se comete con Cinco valerosos cubanos luchadores antiterroristas, presos injustamente en los Estados Unidos por crímenes que no cometieron. Son ellos: Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero (sentenciados a cadena perpetua y el primero de ellos a dos cadenas perpetuas), Fernando González y René González.
¿Cuál fue su delito? Infiltrarse en grupos contrarrevolucionarios cubanos de Miami que realizaban acciones terroristas contra Cuba, para detectarlas y neutralizarlas. Verdaderos terroristas como Posada Carriles, responsable de la voladura del Avión de Cubana de Aviación en las costas de Barbados en el que murieron 73 inocentes, se pasean libremente por las calles de Miami. Desde este escenario, como todos los cubanos y los amigos sensibles y humanos del mundo, llamamos a denunciar esta injusticia y a demandar la libertad inmediata de los Cinco.
Es en este escenario de identidades de nuestros pueblos de América, donde hace más de 100 años tuvo lugar el trascendental reencuentro de José Martí y Máximo Gómez, firmando un 25 de marzo el Manifiesto de Montecristi, en tierra dominicana, para partir juntos con el propósito de unificar las tropas mambisas y lograr la independencia de España, truncada a manos de los Estados Unidos.
En un símil, el Ché se une a Fidel en México y viaja a Cuba, para finalmente alcanzar la verdadera independencia, tras largos 100 años de lucha, como dijera Fidel.
Por esas coincidencias de la vida, esos dos internacionalistas: el Generalísimo Máximo Gómez y el Comandante Ernesto Ché Guevara, adquirieron en Cuba de manera excepcional la condición de ciudadanos cubanos.
El Ché, dijo Fidel, en una de sus conversaciones con Ignacio Ramonet: (Es) “Uno de los hombres más nobles, más extraordinarios y más desinteresados que he conocido, lo cual no tendría importancia si uno no cree que hombres como él existen por millones, millones y millones en las masas. Los hombres que se destacan de manera singular no podrían hacer nada si muchos millones, iguales que él, no tuvieran el embrión o no tuvieran la capacidad de adquirir esas cualidades. Por eso nuestra Revolución se interesó tanto por luchar contra el analfabetismo y por desarrollar la educación, para que todos sean como el Ché”.
Los acontecimientos nos llaman a recordar al Ché con admiración y orgullo, un día como hoy, a 41 años de su irreparable pérdida. Y más aún, a luchar por convertir en realidad sus abnegados y nobles ideales.
¡VIVA ETERNAMENTE EL COMANDANTE ERNESTO CHÉ GUEVARA!
¡VIVA FIDEL!
¡VIVA LA INDESTRUCTIBLE HERMANDAD ENTRE CUBA Y REPÚBLICA DOMINICANA!
Muchas Gracias.
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