martes, 7 de octubre de 2008

JUAN FRANCISCO DE LA ROSA ESCRIBE SOBRE VIOLENCIA Y PODER



El jurista Juan Francisco de la Rosa nos escribe sobre un tema cardinal en la vida social de la República y nosotros lo acogemos, pues sus reflexiones deben ser compartidas.

El caso de los Médicos en la República Dominicana es para pensarse...



Cualesquier ciudadano sensato de nuestro país puede admitir que los médicos tienen derecho a reclamarle al gobierno aumento salarial, sin que haya necesidad de satanizar este importante sector social. Como ocurre ahora con los hombres y mujeres de la bata blanca, quienes han sido acorralados e impedido de ejercer principios fundamentales de nuestra ley sustantiva, a través de la Policía Nacional y otros organismos represivos del Estado.

Resulta preocupante observar las reiteradas provocaciones ejecutadas en perjuicios de servidores públicos que realizan sus actividades dentro del marco puramente legal sin transgredir ninguna regla preestablecida por la legislación vigente.



Todo cuanto sucede corroborado por el partido oficial, el que hasta hace poco tiempo se promovía como quien tenia la magna tarea de completar la obra del padre de la patria: Juan Pablo Duarte.



Sin embargo hoy están atropellando a todo aquel que ose diferir de su punto de vista, abusando con la fuerza pública, cuando es empleada para reprimir reclamos justos, como viene ser la posición enarbolada por la directiva del Colegio Medico Dominicano.

Los hechos ocurridos en la Secretaria de Salud Publica, ofenden al más indiferente de los habitantes de estos 48 mil kilómetros cuadrados. Si partimos de la soberbia descargada sobre los dirigentes gremiales.

Luego que estos fueron allí a reivindicar sus derechos a un mejor salario, ya que el gobierno presidido por Leonel Fernández Reyna, no da señal de que le importa buscarle solución a la miseria de los galenos. Frente a tal indiferencia debemos reconocer la justeza de la huelga de hambre: aniquilada por la violencia que martirizo los fatigados cuerpos de estos luchadores que bien merecen la protección del Estado.



Si los discípulos de don Juan Bosch, no hubiesen adjurado del compromiso social que enarbolaba el Partido de la Liberación Dominicana, antes de llegar al poder con el apoyo directo de quien paso a ser el verdadero guía de esa organización: Joaquín Balaguer Ricardo; es claro que estas cosas no las estuviéramos viendo.

Así lo confirma el método violento que ha elegido la presente gestión gubernamental, cuando los sectores sociales buscan de manera pacifica cambiar su statu de vida.

Otro hecho repudiable que habla mal de este gobierno, tiene que ver con los ataques otra vez a los médicos, a raíz de la última visita que estos hicieron al Congreso Nacional.

¿Qué necesidad tenía (o tiene) la policía nacional de tirarle bombas lacrimógenas a un gremio de profesionales que va caminando en orden?




Con razón ha dicho el Dr. Waldo Ariel Suero, que los médicos no son delincuentes, para que se le trate de manera tan brutal.

Es necesario que la población no deje solo al Colegio Medico Dominicano, pues sus integrantes merecen una mejor remuneración económicas, y además porque desde el gobierno se siente un exceso de arrogancia ante un reclamo merecido.

Forcemos para que la Policía Nacional, sienta que la población reprocha esa forma tan hostil en perjuicio del gremio más viejo de la Republica Dominicana.

Ver al Dr. Ariel Suero, esposado y abrazado por varios miembros de la Policía, pagada por el pueblo, fue un espectáculo aterrador, Por que atarle las manos?

Si el Dr. Ariel Suero no puso en peligro las vidas de sus verdugos. ¿Quiere el gobierno humillarlo para que otros sectores no vuelvan exigir derechos?.

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