martes, 29 de enero de 2008

ACTO DE MONTANER SE DESMONTA



Montaner Terrorista
vino por lana y salió trasquilado

Carlos Alberto Montaner vino hoy 29 de enero desde Miami y debía disertar sobre la Segunda Muerte de Martí, pero el periodista Félix Jacinto Bretón le aguó el escenario con una brusca interrupción y lo acusó de terrorista, armándose una bronca cuando la Dra. Carmen Imbert Brugal trataba de presentar al nefasto personaje.

El forcejeo duró varios minutos y Bretón tomó un asiento, mientras Carmen Imbert volvía por sus fueros para hacer su presentación del conferencista.

Cuando Montante (perdón, Montaner) quiso iniciar la lectura de su conferencia vino una segunda y masiva ola de protesta encabezada por la dirigente sindical Isabel Tejada, interrumpiendo nueva vez el acto. En esta ocasión el forcejeo fue aún mayor, al cual se incorporó Félix Jacinto Bretón y salieron en aquel escenario lleno de gusanitos pancartas y letreros con la inscripción de: MONTANER TERRORISTA.

Realmente el forcejeo no pudo ser mayor, de repente aparecieron en el salón unos militares y policías (sacados de la manga de la camisa del organizador de la actividad) y mientras este forcejeo se desarrollaba dentro del salón de la Galería de Arte Alinka, fuera del mismo unos jóvenes llenaban cuantas paredes vírgenes encontraron con spray y la consigna de MONTANER TERRORISTA.

Un gusanito se dio cuenta de lo que pasaba fuera del salón y tomó una cámara digital e hizo varias tomas fotográficas de los graffiti antimontaner y se las llevó a la mesa principal al aludido terrorista. Entonces el terrorista quedó aterrorizado.

Resultados, (1) una buena parte del público se retiró con Isabel Tejada y el periodista Félix Jacinto Bretón; (2) Montaner tuvo que cambiar su discurso e improvisó una conferencia distinta a la escrita; (3) el comentarista de Montaner tuvo que hacer el papel del chico malo de la película, el Gordo Cuello.

Montaner improvisó una conferencia de carácter histórico, con sus baches, por supuesto, lo que es normal que ocurra cuando se improvisa.

Para nada tocó el tema de “la segunda muerte de Martí”, tampoco refirió nada a la revolución cubana ni a su líder histórico y se quedó en un ejercicio histórico, con ribetes académicos. Nada que reprochar a su intervención, si se publicara sin su nombre, nadie se imaginaría que el autor de la misma es el terrorista Carlos Alberto Montaner, pues el texto vendría sin veneno.

Ahora bien, qué dijo José Israel Cuello?
Entre otras, las siguientes perlas: (1) Cuba perdió el siglo XX, lo poco que pudo avanzar en la primera mitad del siglo, se perdió con Fidel y la revolución; (2) existe la cubanía con mucho arraigo y la nacionalidad, pero no existe la nación; (3) el único logro de Fidel es haber conquistado la Florida, que una vez termine muy pronto la revolución la Florida quedará “como una Provincia de Cuba”; (4) agregó otro logro de Fidel, el haber enseñado y acostumbrado a los cubanos a vivir en la pobreza.

Montaner se gozó al Gordo Cuello, pues dijo lo que quedó en el fólder que trajo y que no pudo decir por la intrepidez de Félix Jacinto Bretón, de Isabel Tejada y los jóvenes de los graffiti.

Es claro que se le desmontó el espectáculo al terrorista y comprendió que en la tierra de Máximo Gómez no debe inventar.

Un señor, con la cabeza blanquita en canas, dijo muy serio “José Israel no le perdona a Fidel que lo dejó plantado y no lo recibió”.

Mientras tanto, Carmen Imbert no sabía cómo presentar a Carlos Alberto Montaner e hizo malabares poéticos para decir si diciendo no.

Otra perla, apareció un cubano, alto, con la cabeza blanca de canas y años y dijo: “soy de izquierda, soy cubano, soy revolucionario, pero no apruebo el comportamiento de esos que se fueron (se refería a Bretón, Isabel y los demás), tengo diferencias con usted (se refería a Montaner) y lo admiro, por eso estoy aquí”.

Caray, cómo se puede ser de izquierda, ser cubano, ser revolucionario y admirar a un terrorista como Montaner?
Mientras tanto, la ciudad de Santo Domingo registra en graffiti la condición de terrorista de Carlos Alberto Montaner y el Gordo hizo un flaco servicio a los gusanos.

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