viernes, 8 de febrero de 2008

El Periodista que desafió al Terrorista

Este es Félix Jancinto Bretón, quien a puro pulmón gritó en una solemne sala de una Galería de Arte "Montaner, terrorista". Y entonces aquello produjo un molote, como era de esperarse. Mientras tanto montaner no sabía qué hacer. Resulta que momentos antes de iniciar la actividad, el organizador de la misma hablaba por teléfono (con algún gusanito) y le decía "no, todo está bajo control" y Montaner está a su lado y sonrie, pues todo estaba bajo control. Es que no conocían a Bretón. Pero tampoco a Isabel Tejada. Y es claro que se confiaron demasiado. Deben entender que la hermandad entre los buenos cubanos y los buenos dominicanos no puede burlarse tan fácil así.

Los gusanitos que viven aquí deben respetar nuestro suelo patrio, somos un pueblo noble, pero no deben abusar de la nobleza. Su falta de respeto a la historia y a ese amor enlazado por Gómez y Martí puede salirle muy caro. Que no inventen!


Aquí tienen con cara de manso cordero al terrorista Montaner; ese para George W. Bush es de los buenos.

Pero es un criminal de lesa patria (como dijo Duarte) y de lesa humanidad como lo consagra el derecho penal internacional moderno.
Alfonso Torres Ulloa

Ahora le dejo la segunda entrega de la columna del intrépido Félix Jacinto Bretón.

Desde mi trinchera
¡CON SU MUSICA A OTRA PARTE!
Por Félix Jacinto Bretón

“Yo digo que no hay que crezca más allá de lo que vale –y el tonto que no lo sabe es el que en zancos se arresta- y digo que el que se presta para peón del veneno es doble tonto y no quiero ser bailarín de su fiesta” (Silvio Rodríguez).

Recuerdo al Comandante Fidel cuando, en la clausura de la Conferencia Internacional "Por el equilibrio del mundo", en homenaje al aniversario 150 del natalicio de José Martí, el 29 de enero del 2003, dijo sobre el héroe cubano: Fue un hombre verdaderamente extraordinario y excepcional, amante fervoroso de la paz, la unión y la armonía entre los hombres.

”El delegado del Partido Revolucionario Cubano no vaciló ni un instante en organizar e iniciar la guerra justa y necesaria contra el coloniaje, la esclavitud y la injusticia. Su sangre fue la primera en derramarse y su vida la primera en ofrendarse como símbolo imborrable de altruismo y desprendimiento personal”, expuso el Comandante en aquella ocasión.

El líder cubano, ahora en estado de convalecencia -aunque sigue bastante activo escribiendo sabias y enriquecedoras reflexiones que difunden todos los medios del mundo- hizo para mi una exacta y justa valoración del apóstol. Es el Martí que conozco desde que tengo uso de razón.

Este introito tiene que ver directamente con la promesa hecha, en mi anterior entrega, de que le contaría lo que sucedió en Alinka Arte Contemporáneo, el martes 29 de enero, con la presencia de Carlos Alberto Montaner, quien todo el mundo sabe es un enemigo gratuito de la Revolución Cubana y sus dirigentes.

Estuve en el salón donde Montaner, que está radicado en España desde hace tiempo, hablaría sobre “La segunda muerte de Martí”, al cumplirse el 155 aniversario de su natalicio el 28 de enero. No las conté, pero calculo que en el lugar nos encontrábamos entre 20 y 25 personas. Todo marchaba con absoluta normalidad.

Donde el avispero se revoleteó fue cuando el encargado de dar las palabras de bienvenida tuvo la osadía de señalar, entre otras maravillas, que con la presencia de Montaner para hablar de Martí, “se le estaba rindiendo un merecidísimo homenaje” al apóstol cubano.
Conociendo que este señor es un confeso terrorista disfrazado de escritor, articulista, cuentista y hasta de periodista, que es un archi-enemigo de la Revolución cubana desde sus inicios y que es partidario de la ruptura violenta del orden constitucional que vive la isla, abogando incluso por una intervención armada extranjera, para mi resultaba totalmente ridículo, ilógico, irracional, descabellado, contraproducente, inverosímil, absurdo y contradictorio (y quedo corto todavía) que viniera a la sacrosanta tierra del generalísimo Máximo Gómez para hablarnos de la figura del Cristo cubano.

Así fue que, sin poder contenerme, me paré violentamente de mi asiento y, aunque trataron de calmarme, le vociferé unas cuantas verdades al contrarrevolucionario cubano. Le confieso que era difícil para mi escuchar todas aquellas barbaridades y quedarme, como si nada, tranquilito donde estaba. Luego procedí a sentarme, a instancias de algunos amigos.

A los pocos minutos, cuando la doctora Carmen Imbert Brugal procedía a presentar “al patriota, al ungido, al héroe”, entonces la que se levantó de su silla fue la sindicalista Isabel Tejada la cual, en un acto de valentía y de amor profundo hacia la patria digna y decorosa de Martí, también le cantó otras verdades al indeseado -para nosotros y para otros muchos- visitante.

Luego, siete u ocho de los que estábamos en Alinka esa noche procedimos a abandonar atropelladamente el lugar. Fui uno de los primeros en hacerlo para evitar tener que ir al baño, a expulsar lo que horas antes habia comido, si permanecía en el local para escuchar a Montaner.

Entre los que se quedaron en el salón, de caras conocidas que recuerde, estaban la ex jueza Carmen Imbert Brugal, el empresario José Israel Cuello y el periodista Rafael Molina Morillo, pero desconozco si a ellos se les “revoltearía” el estómago luego de escucharlo, aunque esto lo pongo en dudas.

Después me enteraría que el autor del “Perfecto idiota Latinoamericano” debió cambiar el tema e improvisar unas palabras distintas a las que habia escrito. Y colorín, colorado...aunque esto no es un cuento. Todo lo que describo es absolutamente verdad. Hasta el Granma Internacional, en su versión en italiano, y Prensa Latina, se hicieron eco de este incidente, citándome varias veces.

Y como dice Silvio en otra canción: “El tiempo hala de la manga y quiere que estemos con él, nuestro compromiso es sagrado, solo hay dos formas de estar, o bien cogiendo el martillo o bien dejándonos dar”. En el caso que relato, me incliné por lo primero y preferí coger “el martillo de las palabras” (y al que diga que me aguante, aunque sea debajo de una sotana, le encajo una caravana, de sentimientos gigantes). Al final le recomiendo a Montaner y a aquellos que lo invitaron al país que para una próxima ocasión, por favor, se vayan ¡con su música a otra parte! porque en la tierra de Gómez, el autor del Manifiesto junto a Martí, ni muertos nos prestaremos para ser “peón del veneno” contra la invencible y solidaria Cuba ¡Seguimos en combate!

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