domingo, 3 de febrero de 2008

OTRAS FOTOS, DE DOLOR Y LAGRIMAS

Es el rostro del llanto, del dolor, no importa la cantidad de fuego imperial, debajo del uniforme hay un ser humano y el espanto de la guerra no puede ser mayor; se ve que llora por un compañero caído en el combate, pero llora y sabe que la muerte también le ronda. Y el rostro de la muerte siempre es feo, más en una guerra de saqueo, pero saqueo para otros, para los cobardes, que mandan y no van.
Estará llorando, quizás, la impotencia de no poder parar la guerra?

Un soldado arde en fuego, mientras otro más llora y los cobardes brindan con champagne en la Casa Blanca y se bañan en petróleo y ganan millones en los negocios de la reconstrucción y se roban otros millones del presupuesto de la reconstrucción, pues todo es un negocio. El mundo sabe que en USA no creen en democracia ni en derechos humanos, solo en los negocios aunque sea asesinado un pueblo o extinguiendo la cultura milenaria de un pueblo o un patrimonio intangible de la humanidad.
Ahí cargan otro muerto.
Los muertos yanquis también son hijos del pueblo, estos soldados también son víctimas de una política que los discrimina y los manda a la guerra, a una guerra que no es su guerra. Son carne de cañón. Es una pena.
Acaso no pueden esos soldados poner fin un día a tanta ignominia imperialista?

Todo es muerte y desolación. Es la guerra.
Un drama cruel.
La humanidad va rumbo a un holocausto si el pueblo norteamericano no para a tiempo a los guerreristas como Bush.
O acaso piensan que el resto del planeta se extinguirá mientras ellos sobreviven? No, todos somos parte del planeta y por el camino que conducen la Casa Blanca la especie se va a extinguir irremediablemente. Los países del norte o grandes aún no hacen conciencia de esta realidad y mantienen una política tímida frente a Bush y los Estados Unidos o de simple coexistencia y en muchos casos de colaboración. Cuando quieran despertar, será tarde.

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